Cerró sus puertas el Ateneo de la Juventud ante la imposibilidad de seguir manteniéndolo y la indiferencia de quienes debían preocuparse por la cultura.
Fue la institución argentina pionera y más destacada en Plástica Infantil y Juvenil, cuyas bases didácticas y pedagógicas, basadas en el respeto, el estímulo y la libertad, se mantienen vivas en los talleres creativos para niños del Museo que lleva su nombre.